
Buenas noticias para los más puristas y los amantes del sonido de un V8 de gran cilindrada. A pesar de que hasta hace unos años General Motors estaba decidida a apostar todo por la electrificación, al darse cuenta que la demanda de EV’s no era la esperada, decidió dar un volantazo y no sólo volver a apostar por los híbridos, sino también por sus motores más tradicionales: la compañía anunció una impresionante inversión de U$S 888 millones, destinada a desarrollar una nueva generación de motores V8. 4b4s2b
Gran parte del monto estará destinada a la planta de Tonawanda, ubicada en Buffalo, Nueva York, donde serán producidos estos nuevos impulsores que, según la propia GM, equiparán a su gama de pick ups y SUV’s a partir de 2027. Curiosamente, no hacen mención a los deportivos como el Corvette o el discontinuado Camaro, aunque esperemos que también estén entre sus planes.
Se trata de la mayor inversión individual que la automotriz haya realizado en una planta de motores en su historia. A cambio, el Estado de Nueva York le otorgará incentivos fiscales por hasta U$S 16,9 millones. Con este desembolso, GM refuerza su estrategia dual: por un lado, impulsa decididamente su agenda de electrificación; por el otro, extiende la vida útil de sus tradicionales motores de combustión para los segmentos de alta demanda.
Aunque la compañía aún no divulgó detalles técnicos, el nuevo propulsor promete un rendimiento superior a los actuales V8, que ya entregan cifras contundentes. Hoy, el motor de 5.3 litros -presente en varias pick ups de Chevrolet y GMC -desarrolla 360 CV y 520 Nm de torque. Por su parte, la versión de 6.2 litros eleva esas cifras a 420 CV y 630 Nm, mientras que la Cadillac Escalade-V sobrealimentada con un compresor alcanza brutales 682 CV y 900 Nm.
El desarrollo incluirá innovaciones centradas en la eficiencia térmica y la mejora del proceso de combustión, con el objetivo de reducir el consumo de combustible y las emisiones contaminantes. Sin embargo, GM aún no confirmó si este nuevo V8 incorporará algún tipo de electrificación o sistema híbrido, lo que indica que, al menos por ahora, se mantendrá como un motor 100% naftero.
La planta de Tonawanda será la segunda instalación en producir este nuevo propulsor. En enero de 2023, GM ya había anunciado una inversión de U$S 579 millones para comenzar la fabricación de motores y componentes clave (como blocks, cigüeñales y tapas de válvulas) en la planta de Flint, Michigan. A ese anuncio se sumaron otras inversiones complementarias: U$S 47 millones para la planta de Defiance (Ohio), que se encargará de producir blocks, y U$S 12 millones más para el complejo industrial de Rochester (Nueva York), donde se fabricarán colectores de isión y conductos de combustible.
Con esta inversión, General Motors deja en claro que los V8 seguirán formando parte de su portafolio, al menos durante los primeros años de la próxima década. El desarrollo de este nuevo propulsor no es contradictorio con su estrategia a largo plazo: la compañía ratificó su compromiso de alcanzar la electrificación total hacia mediados de la década de 2030, una meta establecida en 2019 y reafirmada públicamente en octubre de 2024.
No obstante, la propia directora ejecutiva de GM, Mary Barra, reconoció que buscarán “respetar el momento del consumidor”, sugiriendo que la producción de modelos con motor de combustión podría mantenerse más allá del 2035 si la demanda así lo requiere.