
En medio de una profunda reestructuración global, Nissan atraviesa una etapa crítica. La automotriz japonesa anunció un drástico plan de ajuste que incluye 20.000 despidos, el cierre de siete plantas y la cancelación del desarrollo de varios modelos. Sin embargo, en este escenario de austeridad, una luz se enciende para los fanáticos de la marca: el icónico GT-R podría volver.
Pese a que la contención de costos es la prioridad máxima, dentro de la compañía aún hay lugar para la pasión. Varios ejecutivos expresaron su entusiasmo ante la posibilidad de revivir al legendario superdeportivo conocido popularmente como “Godzilla”, aunque su regreso no tiene fecha confirmada.
Durante el último Salón del Automóvil de Nueva York, el jefe de planificación de productos de Nissan en Estados Unidos fue categórico: “El GT-R volverá, sin lugar a dudas”, aseguró en diálogo con Motor1 EE.UU. Esa promesa cobró aún más fuerza con recientes declaraciones de Arnaud Charpentier, vicepresidente de estrategia de marketing de producto de la marca.
“Hay gente trabajando en ello. ¿Cuándo y cómo? Sinceramente, no lo sabemos. Pero hoy necesitamos crear un deportivo cuyo sistema de propulsión sea relevante para los próximos años. Ya sea eléctrico o electrificado, tiene que conservar el espíritu deportivo. Si su rendimiento es comparable al de un SUV eléctrico, tenemos un problema”, advirtió Charpentier en una entrevista con Auto Express.
En esa misma línea, el ejecutivo aseguró que el futuro GT-R deberá “reinventar la noción de un auto deportivo”. Esa idea conecta directamente con el Hyper Force, un prototipo 100% eléctrico de 1.341 CV presentado en 2023 y definido por Giovanny Arroba, vicepresidente de diseño de Nissan Europa, como un “sueño tangible” que se hará realidad hacia finales de la década.
Por su parte, Ponz Pandikuthira, vicepresidente senior de Nissan Norteamérica, sugirió que la próxima generación del GT-R -conocida internamente bajo el código R36- podría seguir una ruta similar a la del nuevo Acura NSX, otro superdeportivo electrificado en desarrollo. Según el directivo, Nissan ya trabaja en un vehículo eléctrico de altas prestaciones, cuyo lanzamiento también está previsto para fines de esta década.
El proyecto cuenta, además, con el respaldo de Iván Espinosa, nuevo jefe global de producto de Nissan, reconocido fanático de los deportivos y propietario de un Nissan Z, que utiliza a diario. Espinosa también dejó entrever su interés en resucitar el Silvia, lo que abriría la puerta a una gama con dos deportivos: uno más accesible y otro de elite.
No obstante, el contexto juega en contra. En tiempos de racionalización, Nissan concentra sus esfuerzos en modelos de volumen, como SUV, pick-ups y una nueva generación del Sentra. Los deportivos, en cambio, son vistos como productos de nicho con alto costo y bajo retorno. De hecho, el propio Z, presentado recientemente, no logró los resultados comerciales esperados. A pesar de ello, el GT-R sigue representando un símbolo clave para la identidad de Nissan. Su regreso podría ser más que una apuesta emocional: sería un mensaje potente sobre el rumbo tecnológico y aspiracional de la marca.